sábado, 15 de diciembre de 2007

Yola.

Hay ocasiones en que uno siente que se quiebra ante lo que le sucede en la vida; cosas que duelen hasta lo mas profundo de nuestro ser y nos hacen sentirnos chiquitos e insignificantes ante los designios de Dios o de la naturaleza, como prefieran verlo.
Una de esas me ha sucedido en estos días: mi madre falleció.
Creo que casi nada se compara con lo que se siente por algo así (tal vez solamente la muerte de un hijo) y quien lo haya vivido sabrá de lo que hablo.
Para estar presente en el último adiós a mi madre, tuve que conducir aproximadamente una hora para llegar al pueblito donde nací, creo que fue la hora mas horrible de la que tengo memoria, a cada kilómetro sentía crecer mi tristeza, mi corazón se aceleraba y mis manos me sudaban mucho mas.
La llegada a la casa en la que crecí fue de lo mas impactante, de golpe sentí muchísima ansiedad y las lágrimas aparecieron apenas puse un pie adentro del que fue mi hogar de la infancia y adolescencia; los recuerdos de los días vividos con mi madre me golpeaban uno tras otro impidiendo que pudiera controlar mis emociones.
Un rato después de llegar me acerqué al ataud donde yacía mi madre, esta imagen nuca la podré olvidar pues a pesar de la tristeza que sentía, el ver su hermoso rostro con una expresión de paz me reconfortó en parte porque sentí que por fin descansaba de los males que desde hace años no le permitían vivir como ella y nosotros queríamos. El sepelio fue de lo peor dado que después de ese momento ya nunca la volvería a ver, uno de mis hermanos quiso agradecerle a las todos los presentes que nos hayan acompañado pero no pudo hacerlo, se le quebró la voz y solo alcanzó a decir gracias.
Pasados unos días, el recuerdo de lo sucedido aún me entristece, aún no asimilo por completo que no la volveré a ver, que no volveré a escuchar su voz y sentir sus caricias. Día tras día, en varios momentos la recuerdo y mis ojos se humedecen.
Madre, donde quiera que estés quiero que sepas que nunca te voy a olvidar, que vivirás en mi corazón y mis recuerdos por siempre, que cada logro de mi vida estará dedicado a ti y que construiré una familia siguiendo tu ejemplo, usando las enseñanzas que nos regalaste y los valores que nos inculcaste.
Descansa en paz que hiciste bien tu trabajo en la vida y tus hijos te amaremos por siempre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!!!

llegue siguiendo el link del blog de Anvil.

Oyes, supongo que debe se muy duro, te mando un fuerte abrazo y mis mejores vibras.

caminante errante dijo...

Aunque ya han pasado mas de 3 meses, te envio mis mas sinceras condolencias y deseando que ya hayas logrado mitigar un poco el dolor lacerante que se pasa en estas situaciones, mi abuela que desde los 5 años fue mi madre murio en estas mismas fechas...
fortaleza, resignacion y fe.