martes, 23 de octubre de 2007

Mis disculpas a los árabes.

El errar es de humanos y hoy quiero reconocer públicamente lo equivocado que estaba con mis comentarios en "Entre árabes te veas" publicado hace unos días.
Dos sucesos de este fin de semana me abrieron los ojos y cual profeta bíblico las explicaciones vinieron a mi mente aclarando mis ideas, incluso sentí una luz de sabiduría recorriendo mi cuerpo.
Pues si, resulta que en mis andares por las calles de mi ciudad a bordo del pitufomóvil, junto con pitufina, tuve un encuentro cercano con estas mitológicas bestias de muchas cabezas llamadas mujeres al volante. Mujeres: no se aflijan, les digo bestias sin afán de ofender.
Primer encuentro: fémina del género mamitus inconcientus, a bordo de una de esas camionetas clásicas de las señoras (tipo Windstar, Venture, etc.) con su crío en los brazos, lo traía entre ella y el volante, primer vestigio de inconsciencia. El chamaco en cuestión venía suelto en llanto y aún sin que lo pudiera escuchar era evidente que lloraba mucho por los movimientos de brazos y cabeza que hacía, en fin, resulta que a la fémina en cuestión se le hizo fácil pararse en un alto a tratar de calmar a su bebé sin importarle que atrás estuviéramos otras personas esperando a que se moviera para poder seguir con nuestro trayecto, después de algunos bocinazos míos se movió pero con medio ojo en el camino y uno y medio en el bebé, una mano en el volante y la otra abrazándolo. Sentí que la temperatura se me subía de tan solo ver eso ¡Que clase de imprudencia por favor! ¿Qué no se pone a pensar que por ir tan ocupada de su bebé puede ocasionar un accidente lesionando a terceros que ni vela en el entierro tienen? ¿Qué no se le ilumina tantito el cerebro y piensa que en caso de un accidente el primer afectado podría ser el polluelo que lleva en los brazos y causarle serias lesiones e incluso la muerte al aplastarlo contra el volante con su mismo cuerpo?
Segundo encuentro: fémina del género lentitus distraitus, a bordo de un Verna. Se movía a la tremenda velocidad de 0.005 km/hr (es cierto que hay que evitar el exceso de velocidad pero también ir tan lento es exagerar demasiado), después de varias cuadras yendo detrás suyo y sin poder rebasarla vi emocionado que marcó con su direccional que iba a dar vuelta a la derecha, hizo todo el movimiento indicando que efectivamente iba a doblar y pues yo aceleré un poco para pasar a su izquierda y por fin dejarla atrás, pero ¡Oh sorpresa! después de haber prácticamente dado la vuelta se arrepintió e intentó regresar a la calle sobre la que veníamos los dos sin importarle que pudiera venir alguien mas sobre la misma y lo que es peor: sabía que yo venía detrás (bueno, supongo que en algún momento me habrá visto por el espejo retrovisor, sin embargo no puedo asegurarlo). Después de sus respectivos bocinazos y recordatorios maternales se detuvo y pude pasar sin que ocurriera algo que lamentar. Me pregunto: ¿Pensará que los demás tenemos el poder de leerle la mente y sabemos lo que va a hacer? ¿Creerá que por arte de magia todo su entorno se detendrá en el tiempo y ella podrá hacer lo que se le antoje?
Después de todo creo que los árabes no están equivocados, simplemente les faltaron huevitos para decir la verdadera razón por lo que prohiben a las mujeres ponerse al volante.
Señores, mis mas sinceras disculpas.

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